04/03/2020
Suspendidos hasta nuevo aviso
Hace pero mucho,pero mucho tiempo (o tal vez no tanto) no existía la TV, ni las consolas, ordenadores, Intenet o las Redes Sociales.
Los niños jugaban sin miedo a los coches en las calles porque casi no había. Os preguntaréis ¿cómo se divertían?.
Todas las tardes, cuando bajaba el sol, pequeños y grandes se sentaban alrededor de una silla. Una silla mágica que tenía el poder de evocar historias. La persona que se sentaba en esa silla contaba con palabras voladoras que iban desde su boca al oído de quien escuchaba.
Boca-oreja, boca-oreja, las palabras se trasformaban en cuentos, historias que iban cambiando al antojo de aquel que las narraba. Así amigo mío, nacieron los cuentos que hoy conoces. Así los niños de todas las épocas imaginaban ser piratas, princesas, caballeros, ogros o alfombras voladoras.
Esa silla mágica se encuentra en todos los hogares. Solo hace falta saber usar las palabras y comenzar las historias con “érase una vez” para comenzar a evocar o imaginar. ¿Buscamos juntos un rincón en nuestra casa o de la naturaleza para empezar a contar?
