Presentan la obra:
Pablo J. Juan Maestre, psicoanalista, y Félix Crespo, psiquiatra, en conversación con Lola López Mondéjar, la autora.
Este libro trata sobre literatura, sobre la escritura como forma de darle sentido al sufrimiento humano y, también, como el medio por el que nos hacemos más humanos.
Desde el psicoanálisis contemporáneo, en su intersección con una mirada crítica de género, por sus capítulos transitan el suicidio y la locura de los escritores, su inextinguible anhelo de absoluto; el sentimiento oceánico que encontramos en la experiencia de las místicas y en autoras como Anne Sexton o Carmen Laforet. Se interroga la existencia de marcadores de género en los textos literarios, apostando por una androginia del creador que ya defendieran Coleridge y Virginia Woolf como el lugar ideal desde el que hacer surgir la escritura.
El concepto de maldad que la literatura muestra, anticipándose con mucho al psicoanálisis, a través de sus monstruos más famosos: Frankenstein, Jekyll y Hyde, Drácula, Kurtz, Yago, entre otros, es la siguiente estación de su itinerario que concluye analizando el concepto de amor en las novelas de seis narradores del siglo XX: Kawabata, Roth, Brink, García Márquez, Coetzee y Guelbenzu, cuyos protagonistas, como ellos mismos cuando escribieron estas obras, ya entraron la senectud.
LOLA LÓPEZ MONDÉJAR es psicoanalista, escritora y docente. Sus últimas obras publicadas son las novelas Mi amor desgraciado, finalista del XXIII premio Gonzalo Torrente Ballester 2010, La primera vez que no te quiero, y Cada noche, cada noche (todas ellas publicadas por Siruela); los libros de relatos El pensamiento mudo de los peces y Lazos de sangre (ambos en Páginas de Espuma), y los ensayos El factor Munchausen: psicoanálisis y creatividad (Cendeac) y Una espina en la carne: psicoanálisis y creatividad (Psimática).
Es aquí, en esta encrucijada en la que nos instala con urgencia el debate sobre el tipo de sanidad del futuro, donde surge la iniciativa de esta colección. Hacer frente al reto que supone mantener, en estos tiempos pragmáticos y sin valores, un modelo comunitario que haga posible una atención integral, equitativa y eficiente significa una opción política y una opción ciudadana, pero también una responsabilidad de los profesionales de la salud mental. Significa la imperiosa necesidad de adecuar nuestras técnicas, nuestros programas, a una realidad vertiginosamente cambiante. La viabilidad de un modelo público, colectivo, sostenible, implica hacerlo creíble a la población para que lo incluya entre sus prioridades reivindicativas; pero para ello tenemos que avanzar en nuestros programas, en la clínica, en el conocimiento. Tenemos que romper la brecha entre acción y conocimiento para, desde la propia práctica, construir una nueva clínica y una nueva psicopatología hecha desde el cuidado y el respeto a la autonomía de las personas con problemas de salud mental. Los textos de esta colección quieren contribuir a esta tarea.